lunes, 8 de noviembre de 2010

LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

A lo largo de la historia y en gran parte del mundo, la violencia familiar ha existido como una creación de la cultura y no como natural para los humanos. El problema en todas sus expresiones, se observa cada vez más como un problema social, ya que es visto por más sectores de la sociedad y con consecuencias especificas en la salud de las personas, en el funcionamiento de las familias, en el desarrollo de las comunidades y por lo tanto, en el desarrollo de un país.

El término “violencia intrafamiliar”, se define como toda acción u omisión cometida en el seno de la familia por uno de sus miembros, que menoscaba la vida o la integridad física o psicológica, o incluso la libertad de uno de sus integrantes.

El objetivo de los malos tratos es ejercer poder y control por parte de la persona que los inflige, se muestran en general 8 tácticas utilizadas por los agresores.

• Intimidación.
• Malos tratos emocionales.
• Aislamiento de la persona que la sufre.
• Negación, minimización, culpabilización.
• Chantaje y manipulacion de los hijos
• Uso de privilegios masculinos.
• Malos tratos o control de la económia familiar.
• Uso de la coacción y amenazas.

La agresión constante a la autoestima de la víctima desgasta su propia imagen y la mujer termina creyendo que es culpable de la violencia que padece y que es una persona inútil, sin esperanza e incapaz de sobrevivir sin su agresor.

EL CICLO DE LA VIOLENCIA

"El ciclo de la violencia" aparece en las situaciones de maltrato. Es interesante ver como este ciclo se repite, y cuáles son sus particularidades, pues sin darnos cuenta podemos estar entrando en una situación de violencia que luego se convertirá en un círculo vicioso de maltrato.

Fase de Tensión: En esta fase encontramos a la pareja en una etapa de aparente bienestar, si han tenido momentos violentos en el pasado en este momento están intentando dejarlos atrás y comenzar de nuevo. Se manifiesta en pequeñas discusiones, que regularmente no llegan a ser peleas porque ambas partes “se aguantan” para no tener más problemas, pero la tensión y molestia va en aumento. Existen comentarios hirientes, burlas sobre lo que haces o eres, sarcasmos, ironías, reclamos aislados, etc., también puede haber pellizcos, nalgadas, golpes “jugando” o “sin querer”, que son disculpados o se dejan pasar. En algún momento la tensión acumulada es tan alta, que sobreviene la siguiente fase.

Fase de Agresión: Se manifiesta en un episodio de violencia desbordada, es decir la tensión acumulada en la fase anterior estalla en una pelea fuerte en donde se da rienda suelta al malestar acumulado. Puede haber gritos, insultos, jalones, se rompen cosas como ropa o cosas de la casa, amenazas directas, intimidación, golpes entre la pareja y/o a los hijos si los hubiere y seguramente alguno de los dos terminara seriamente lastimado, tanto en lo físico como en lo emocional.

Fase de Arrepentimiento: Después del episodio violento sobreviene esta fase también conocida como “luna de miel”, el agresor se disculpa y corteja a menudo a la víctima con regalos como flores o chocolates, prestándole gran atención y prometiéndole que nunca volverá a agredirla. Usualmente el agresor se ve seriamente arrepentido, llora, chantajea sobre que no puede vivir sin la pareja, manipula a los hijos o a la familia y a veces amenaza con quitarse la vida si no se accede a la reconciliación e infunde miedo sobre el futuro que le espera si decide estar sola, ya que no es capaz de hacerlo. El agresor convence a la victima de regresar y el ciclo vuelve a comenzar.

Cabe mencionar que la mujer se ve como incapaz de salir de esta situación, ya que el agresor la aísla de sus referentes inmediatos, es decir; el respeto a sí misma, el orgullo, la profesión o la manera de que ella pueda obtener dinero, sus amigos a los cuales ha dejado de ver porque él se lo pidió, la familia que bien no la apoya o que no sabe de la situación y finalmente el miedo, miedo de no poder iniciar de nuevo.

EL COMIENZO

El primer episodio de violencia suele ocurrir durante el noviazgo, y es donde se establece o no la pauta de la violencia, si no se reaccionan con alarma frente a esta situación, el agresor recibe el mensaje de que está permitido usar la violencia como recurso para lograr sus objetivos o bien para sentirse poderoso ante otra persona. Ya establecida la pauta, la violencia irá en aumento y será el recurso a utilizar.

Una vez establecida la pauta de violencia, el noviazgo o el matrimonio puede durar años y satisfacer aparentemente a ambos, hasta que en algún momento uno de ellos desea un cambio.

La pauta puede cambiar cuando alguien más se ve involucrado: los hijos que observan y critican la conducta violenta, los parientes o vecinos con sus posibles reacciones adversas que avergonzarán a la pareja, un terapeuta que interrumpe la pauta, alguien que llama a la policía o una golpiza en verdad seria puede provocar que la mujer reaccione y desee salir de la violencia.

Si se trata de terminar la pauta de violencia distanciando al agresor, la violencia se intensificará y es posible que la persona violentada intente marcharse del hogar. La respuesta del compañero violento será temor quizá ante esta pérdida de amor y lanzará la amenaza de suicidio u homicidio, esté es un momento determinante para la persona que sufre la violencia, irse o quedarse, la diferencia entre la vida o la muerte.

MUJERES MALTRATADAS

La mujer maltratada no muestra ningún tipo característico de perfil, es decir la violencia no es asunto de clases bajas o falta de educación, solo que es más fácil medirla en la clase baja y media, por los servicios de salud públicos, una costilla rota en un hospital privado es un asunto que se arreglara con dinero y nadie se enterará.

El aislamiento, el desequilibrio de poder y las conductas alternantes de malos tratos y demostraciones de cariño de la pareja predisponen a que se creen unos vínculos emocionales muy intensos, lo que explica porqué las mujeres maltratadas deben luchar para separarse emocionalmente de quien las agrede y por qué regresan tan a menudo con el agresor después de haberlo abandonado.

VARONES QUE MALTRATAN

Los agresores no pierden el control, sino que se hacen con él. Las características más frecuentes de los agresores son la dependencia y los celos de su pareja, la creencia en los roles tradicionales de cada sexo, una necesidad extrema de control, hostilidad y dificultad para confiar en los demás, y el rechazo a aceptar la responsabilidad de sus conductas violentas. El abuso de alcohol o droga intensifican la conducta violenta.

LOS NIÑOS, VICTIMAS SILENCIOSAS

Aunque los padres afirman con frecuencia que sus hijos no están al corriente de las disputas familiares, la mayoría están presentes mientras ocurren y el resto las escucha desde otra habitación o es testigo de sus consecuencias. Los malos tratos conyugales son, por sí mismos, malos tratos infantiles.

Los síntomas que presente al niño que es testimonio de los malos tratos a su madre pueden ser de tres tipos: conductas de interiorización (tristeza, aislamiento, molestias somáticas, miedo, ansiedad), conductas de exteriorización (agresión, crueldad, con los animales, desafío de autoridad, destructividad) y trastornos de las relaciones sociales (fracaso escolar, mala relación con los compañeros, no participación en actividades deportivas o extraescolares).

¿QUÉ HACER ANTE LA VIOLENCIA?



Lo primero que se debe recordar es que no se está solo, por muy difícil que parezca la situación siempre hay alguien que nos puede ayudar a salir del entorno violento, es importante porque la vida corre peligro y se deteriora la autoestima cada vez más. Ir a terapia es un buen recurso, para conocerte a ti mismo, es decir, arréglate individualmente, conocer tu historia y saber qué es lo que te condujo hacia esa situación, un terapeuta puede ayudar a que veas pautas de conducta que ignorabas, a identificar la violencia y los recursos con los que cuentas para volver a empezar.



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