Siempre es posible reconstruir la
autoestima. Aunque se pase o se haya pasado por situaciones sumamente difíciles y devaluado la autoestima, es posible reconstruirla o mejorarla. Para ello es necesario partir
del “darse cuenta”, reconocer cuando se tiene la autoestima devaluada. Como
segundo paso “¡decidirse a trabajar!”, ponerse a sí mismo como las más
serias de las tareas, es decir, RECONOCER el valor que uno tiene, que con
frecuencia se encuentra ignorado o devaluado.
RECONCILIARSE CON EL PASADO
Nada reconstruye tanto la autoestima como la capacidad de reconciliarse con el pasado. El “pasado” incluye dos aspectos fundamentales: lo BUENO que hemos vivido y los que NO ha sido agradable vivir, los rencores y el resentimiento. Ambos aspectos constituyen nuestro pasado y con frecuencia nos hacen consumir una enorme cantidad de energía y redundan en una vida incompleta, “a medias”.
Sin duda, el pasado más difícil
de desarraigar es el de los resentimientos y el dolor; son los “nudos” de
rencor. Es innegable que las personas que se liberan de los resentimientos
viven mejor que aquellas que se encuentran ancladas a este. Obsérvese como los
niños, cuando entran en conflicto entre sí, expresan el enojo y este se
evapora. Los niños no guardan resentimientos; esto lo aprenden después (generalmente
de sus padres) por ello viven y duermen tan plácidamente, porque no “cargan”
con el costal de los resentimientos. El secreto para pasarla bien en la vida es
dejar que lo que pasa, pase...
Pero con frecuencia, los
acontecimientos indeseables no pasan, se quedan y, por lo tanto vivimos
anclados al pasado. Dejar que lo pasado, pase… significa también perdonarse a
sí mismo. Cuando uno se reconcilia con el pasado, el principal beneficiado es uno
mismo.
VIVIR EN EL PRESENTE
La autoestima se valora en el
presente, no en el futuro. Sólo el presente es real. El “cáncer del futuro”
consume irremediablemente el momento presente, el único presente que puede ser
vivido es el AQUÍ Y AHORA.
Muchas veces vivimos esperando “cuando me case” “cuando él o ella
cambie” “cuando la situación mejore” “cuando tenga el trabajo de mis sueños” y
entonces seremos felices, esperar siempre es no saber reconocerse. Es el drama
de las personas que no llegan a vivir porque siempre se están preparando para
poder vivir.
Una persona que se valora, valora
también su tiempo presente, porque el tiempo es un recurso no renovable, el
tiempo presente es el único real. ¿Estamos completamente “vivos en vida” (en el
presente) o “medio muertos” (en el futuro)?
SER ASERTIVOS
La asertividad consiste en ser
capaz de pedir lo que uno necesita, decir lo que a uno le gusta o no y expresar
lo que uno siente… de modo conveniente y en el momento oportuno. Es decir, es
tan importante el qué (lo que decimos o pedimos) como el cómo (la manera en que
lo pedimos).
Es expresar lo que uno desea o no
desea hacer, siendo considerado con todos los demás. La asertividad tiene que ver con
la autoestima, con la propia valoración de sí mismo y de su tiempo.
Algunos ejemplos de NO ser asertivo:
Algunos ejemplos de NO ser asertivo:
· El compañero de trabajo se sienta a platicar dos
horas de cosas sin importancia y YO no soy capaz de terminar esa
conversación aunque tengo cosas más importantes que hacer (desperdicio mi
tiempo).
· La visita inoportuna a la que YO no le puedo
decir que tengo que estudiar para mi examen, y ¡se queda toda la tarde!
· Comerse la sopa fría en el restaurante, para no
“molestar” o “incomodar” al mesero… o darle propina a pesar del mal servicio.
Una buena manera de recuperar áreas
de la autoestima consiste en proponerse metas concretas de asertividad y
cumplirlas. Cada quien puede, desde luego, elaborar sus propias metas. Algunos
ejemplos:
- No permitir que una persona se introduzca a la fila cuando se está esperando a ser atendido, a menos que se dé una buena explicación.
- Ante un error, no llamarse “tonto”… ni permitir que otro lo haga.
- No permitir que otros me griten y que me pidan las cosas “por favor” y den las gracias… (claro que yo debo de hacerlo también.
El resultado que uno obtiene
generalmente va de acuerdo con la intención puesta; si pedimos algo con actitud
de mando, logramos irritación; si lo hacemos suplicando, obtenemos menosprecio;
si lo pedimos con dignidad y asertividad, obtenemos algo concreto y digno.
VIVIR VALORES
Con frecuencia se escuchan
comentarios de que “ya no existen los valores” o “se están perdiendo los
valores”. Vale la pena preguntarse: ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué es valioso
para mí? ¿Vivo de acuerdo con mis valores?
Sin duda, y sin darnos cuenta,
convertimos en algo muy valioso las cosas, más que a las personas. Dar
importancia a lo importante y vivir en consecuencia es una forma de restaurar
la autoestima, al vivir valores estamos satisfaciendo nuestras necesidades,
algunos ejemplos:
1.- Vivir con el valor de las responsabilidad en el trabajo y en la familia (responder por lo que se hace).
2.- Vivir con el valor de la tolerancia, hacia mí mismo y hacia los demás. 3.- Aprender a escuchar, dejando de hablar y permitiendo que los otros (pareja, hijos, amigos…) puedan expresarse (aunque el niño tenga solo 2 años se le puede escuchar).
Cada quien debe definir los
valores que quiere vivir, esa es una tarea personal. El aspecto más importante
de vivir valores es el siguiente: SI UNO SE CONSIDERA UNA PERSONA VALIOSA lo
que uno diga y haga debe, en consecuencia, ser valioso.
Lo que no me gusta de mi lo
convierto en mi enemigo; si no me gusta mi nariz, la edad o mi cara, convierto
esas partes de mi en mis enemigas y estoy en guerra conmigo mismo. ¡Es la guerra dentro de mí! O bien, tiendo a
proyectar esas partes desagradables de mí en los demás: “!que señora tan terca;
me irrita¡” ¿Por qué me tiene que irritar que otra persona sea terca, si no es
porque veo reflejada en ella mi propia terquedad?
También podemos estar en guerra
con el transito, con el tiempo, el calor, las cosas… y convertimos todo eso en
enemigos.
Sin duda es más difícil aceptarse que cambiarse…
y más difícil aún es aceptar a los demás, en esa parte desagradable que tienen,
que es justamente en la que nos vemos reflejados. Si me molesta el ser
introvertido o callado, fácilmente puedo irritarme contra mi hijo “por ser tan
tímido”.
DEDICARSE TIEMPO
Tener un tiempo para uno mismo,
dedicarse un tiempo que reconstruya la autoestima, realizar alguna actividad
que lo haga a uno sentirse bien (la lectura, hacer ejercicio, andar en
bicicleta, disfrutar de mi música favorita) o simplemente disfrutar de no hacer
nada por un rato, estar en paz, saber estar en silencio (un ocio sano como
sentarse una hora en una mecedora a descansar, practicar la meditación, etc.)
Este es un aprendizaje muy importante: el
aprender a ESTAR SOLO, es decir, con uno mismo. “La soledad es compañía”.
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